La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado la manera en que se aborda el cáncer. Para la detección temprana, la planificación de los tratamientos y la supervisión de las respuestas a los mismos, la IA ofrece herramientas que mejoran la eficiencia y la eficacia de la acción médica a través de la medicina de precisión, es decir, que se consolida como una innovación necesaria en centros hospitalarios y en la aplicación de terapias oncológicas.
- Volumen de datos. Los algoritmos matemáticos en los que se basa el funcionamiento de la inteligencia artificial pueden analizar y procesar grandes cantidades de información médica, como historiales médicos y estudios clínicos, y de manera rápida, algo que mejora el rendimiento profesional y los costes que supone este tipo de trabajo.
- Diagnóstico temprano del cáncer. Los datos obtenidos a partir de radiografías, tomografías o resonancias magnéticas son analizados y canalizados a través de la IA para detectar patrones que indiquen la presencia de células cancerosas. Esto facilita una detección temprana del cáncer, aumentando las posibilidades de un tratamiento exitoso. Además, la IA ayuda en la identificación de pacientes con gran riesgo de desarrollar cáncer, lo que permite proporcionar una asistencia dirigida a la prevención de la enfermedad.
- Medicina de precisión. Al procesar datos de múltiples fuentes, la IA identifica terapias individualizadas que con efectos secundarios menos tóxicos garanticen una mayor tasa de supervivencia y una mejor calidad de vida de la persona enferma.
- Seguimiento del paciente. Otra ventaja de la IA en el tratamiento del cáncer es su capacidad para monitorear y predecir la respuesta del paciente a las terapias oncológicas y cómo el cáncer se desarrolla y progresa. La IA también puede identificar patrones que indiquen un nivel de tendencia del paciente a la recaída, posibilitando un seguimiento preciso y un abordaje a tiempo.